lunes, 25 de julio de 2016

Dolor abdominal crónico: Evidencias sobre su diagnóstico y tratamiento

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 5 de Noviembre de 2005)

El dolor abdominal crónico es frecuente en niños y adolescentes. La prevalencia del dolor abdominal crónico se desconoce, se considera que hasta un 4% de todas las consultas pediátricas lo son por este motivo. La definición de Apley y Naish (1958) de dolor abdominal crónico incluye la existencia de al menos 3 episodios mensuales de dolor abdominal con repercusiones en la actividad diaria durante un periodo de al menos e meses.  Frecuentemente su causa es funcional, entendiéndose por esta la ausencia de evidencia objetiva de un trastorno orgánico.
En este contexto el clínico acepta que la presencia de signos de alarma entre los que se incluyen: pérdida de peso, fiebre de origen inexplicado, vómitos persistentes, diarrea crónica severa, sangrado gastrointestinal bajo, rigidez abdominal a la palpación o historia familiar de enfermedad inflamatoria intestinal; indica alta prevalencia de trastorno orgánico. Recientemente el Technical Report Subcommittee on Chronic Abdominal Pain de la Academia Americana de Pediatría ha publicado en Pediatrics un Informe sobre el estado de la Evidencia Científica en diagnóstico y tratamiento del dolor abdominal crónico en niños.
Se desprende de este informe la escasez de ensayos clínicos controlados sobre actitudes diagnósticas y de tratamiento que nos permitan adoptar actitudes con alto nivel de evidencia. Seguidamente se exponen algunos de los puntos sobre los que este informe incide:
n      Ni la frecuencia, severidad, localización o repercusiones sobre el ritmo de vida permiten discriminar entre dolor abdominal funcional u orgánico (nivel de evidencia C).
n      La utilización de la ecografía, endoscopia digestiva, pHmetria esofágica en ausencia de alguno de estos signos de alarma tiene escaso valor predicativo positivo en la detección de trastornos orgánicos como causa del dolor abdominal (nivel de evidencia C).
n      No existen evidencias sobre el valor predictivo de los test diagnósticos sanguíneos (nivel de evidencia D).
n      Hay evidencia que la terapia cognoscitivo-conductual puede  ser útil mejorando el dolor a corto plazo (nivel de evidencia B).
n      No existen evidencias de que las dietas exentas de lactosa, ricas en fibra o los antagonista H2, modifiquen la sintomatología de estos pacientes. Para el síndrome de intestino irritable el tratamiento con aceite de pepermint puede resultar beneficioso (nivel de evidencia B).
n      No existen evidencias que sugieran que el Pizotifeno sea eficaz en los episodios de migraña abdominal (nivel de evidencia B).

Prof. Dr. José Uberos Fernández

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