miércoles, 27 de julio de 2016

Nutrición e infección

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 24 de Junio de 2008)

Aunque el término malnutrición se ha considerado clásicamente como sinónimo de desnutrición, en el momento actual deben considerarse en este apartado todas las alteraciones tanto por defecto como por exceso, incluyéndose los procesos de sobrenutrición en esta categoría. La investigación ha proporcionado en los últimos años evidencias sólidas sobre la utilidad de los micronutrientes en la resistencia a sufrir determinadas enfermedades infecciosas, estos aspectos han sido desarrollados por N. W. Solomons. Malnutrition and infection: an update. Br.J Nutr. 98 Suppl 1:S5-10, 2007.
Se ha podido comprobar como la suplementación con altas dosis de vitamina A producía un efecto directo en la disminución de la morbimortalidad por sarampión, y algunas evidencias como la publicada en Darlow BA & Graham PJ (2002) Vitamin A supplementation for preventing morbidity and mortality in very low birthweight infants. Cochrane Database Syst Rev 4, CD000501; objetivan su utilidad en la prevención de infecciones en los recién nacidos de bajo peso. De forma similar, la suplementación con zinc y las terapias de rehidratación oral han mostrado su utilidad en la disminución de la duración y severidad de las diarreas agudas. Mas recientemente se ha renovado el interés sobre la vitamina D como elemento importante en la disminución de la morbilidad de algunas infecciones virales y bacterianas.
Un escenario clásico de deterioro del estado nutricional del huésped, lo constituyen las pérdidas de sangre a nivel intestinal originadas por las tenias. La biología de los protozoos y los parásitos multicelulares es mucho mas compleja que la de virus o bacterias e influye de forma mas directa en el estado nutricional del huésped. Un ejemplo de ello lo constituiría la elaboración por parte de algunos nemátodos intestinales de un receptor para los carotenos que competiría con la absorción selectiva del huésped para la vitamina A.
Con el descubrimiento de la pandemia de VIH en 1981, hemos aprendido mucho sobre la contribución de diversos micronutrientes en el mantenimiento y de desarrollo de la función inmune del huésped. Un hecho paradójico observado en adultos, no así en niños donde si tienen efectos beneficiosos, es que altas dosis de vitamina A pueden tener un efecto perjudicial en pacientes con VIH. Por otro lado, no puede perderse de vista que los estigmas sociales que acompañan a la infección por VIH puede ser origen de dificultades laborales que repercuten de forma directa en dificultades económicas y el estado nutricional de las personas infectadas.
Aunque el VIH se considera en la actualidad como una enfermedad emergente transmitida al hombre como una enfermedad zoonótica desde algún huésped animal, existen multitud de agentes que podrían ir engrosando esta lista y convertirse en el futuro en problemas auténticos de salud pública, factores como la rapidez en los viajes internacionales, cambios demográficos en las poblaciones autóctonas pueden contribuir a la adaptación y diseminación de nuevos patógenos en humanos.
La contribución de la obesidad y sobrepeso al desarrollo de enfermedades infecciosas es un aspecto que aunque fue estudiado por primera vez en Edelman R (1981) Obesity: does it modulate infectious disease and immunity? Prog Clin Biol Res 67, 327–337; ha sido posteriormente poco investigado. Los datos disponibles en la actualidad sugieren que los sujetos obesos tienen un mayor riesgo de enfermedades infecciosas. Algunos ensayos observan una mayor frecuencia de complicaciones infecciosas tras cirugía, otros estudios refieren una mayor persistencia del virus de la hepatitis C en el hígado graso, habitual de los sujetos con sobrepeso. Otros autores han referido un aumento de enfermedades infecciosas dermatológicas como candidiasis, impétigo, eritrasma, tinea cruris o foliculitis.
Fue Weinberg, quien en Weinberg ED (1999) Iron withholding: A defense against viral infections. Biometals 9, 393–399; utilizó el término inmunidad nutricional para referirse a aquellos casos en los que la restricción de un determinado nutriente podía originar un efecto protector frente a determinadas infecciones al restringir el acceso de nutriente fundamentales para el desarrollo del patógeno. Tal vez, el ejemplo mas descriptivo lo constituyen la descripción de episodios de amebiasis fulminante en la tribu Bantu de Sudáfrica que habitualmente se ven expuestos a sobrecargas dietéticas de hierro. Posteriormente se pudo comprobar que el hierro es un factor determinante de virulencia en Entamoeba histolytica. Otros ejemplos lo constituyen la cardiotoxicidad del virus Coxsackie cuando al modelo murino deficiente en vitamina E se le somete a una dieta con exceso de hierro. Otros ejemplos lo constituyen el mayor riesgo de sepsis por Gran negativos en pacientes pediátricos sometidos a tratamiento con hierro dextrano IM, o la mayor susceptibilidad a desarrollar enfermedad por Plasmodium vivax en áreas endémicas en gestantes sometidas a suplementos gestacionales con hierro.
La influencia de los micronutrientes mas investigados como zinc o vitamina A sobre el desarrollo de inmunidad es patente en los programas de inmunización frente al cólera y la suplementación con zinc donde se ha podido comprobar aumento de su eficacia. Otras líneas de investigación han recurrido a la utilización de probióticos para disminuir la duración y gravedad de determinadas enfermedades diarreicas y la infección por Clostridium difficile. La generalización de las recomendaciones de uso de lactancia materna como alimentación ideal en el lactante, constituyen el paradigma de las relaciones entre alimentación, dieta y enfermedades infecciosas, al aportar una serie de factores que vienen a reforzar la inmunidad pasiva y contribuir a una menor carga de enfermedad.
La enfermedad de Keshan es una rara y grave enfermedad pulmonar observada en el sudeste asiático que se ha relacionado con una baja concentración de selenio en la dieta. En el modelo murino se ha comprobado su relación con la infección por virus Coxsackie que modifica su virulencia en función de la disponibilidad de selenio en el huésped.

Prof. Dr. José Uberos Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario