martes, 26 de julio de 2016

Lactancia materna: Su papel en el desarrollo de la alergia y el asma

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 10 de Noviembre de 2006)

 La primera observación de que los niños alimentados al pecho sufrían menos eccemas que los alimentados con lactancia artificial datan de 1939, fecha en que Grulee y Sandford comunican esta observación. Lo cierto es que hasta la fecha se han sucedido infinidad de estudios sobre la materia con resultados en su mayoría poco concluyentes. Intervienen en esta relación múltiples factores difíciles de evaluar que atañen tanto a la inmunidad del lactante, inmunidad de la madre, composición de la leche materna y estado del intestino del lactante. Se ha implicado durante mucho tiempo a la IgAs como un factor determinante de la protección conferida por la madre al lactante frente a reacciones inmunológicas, de hecho en algunos estudios se concluye que los lactantes alimentados al pecho con bajas concentraciones de IgAs en la composición de la leche desarrollan eccemas con mas frecuencia. La concentración de citokinas pueden también también jugar un papel en la inmunogenicidad del recién nacido alimentado con leche materna; las IL-4, IL-5 e IL-13 estan íntimamente relacionadas con la producción de IgE e inducción de los eosinófilos, que están presentes en mayor cantidad en la leche materna de madres atópicas. La presencia de IL-14 en leche materna puede por su parte ser un factor protector en el desarrollo de alergias al inducir la activación de TH1 en respuesta a las bacterias.


N. J. Friedman and R. S. Zeiger. The role of breast-feeding in the development of allergies and asthma. J.Allergy Clin.Immunol. 115 (6):1238-1248, 2005; revisan las evidencias actuales sobre el papel protector de la lactancia materna en el desarrollo de dermatitis atópica y asma.
La composición de ácidos grasos poliinsaturados y poliaminas también se ha relacionado con el papel inmunoprotector vs alergénico de la leche materna. La presencia en leche materna de altos cocientes de ácido araquidónico/ácido eicosapentanoico, se ha relacionado con mayor riesgo de atopia en los niños amamantados con esta leche. La alta concentración de proteina eosinófila catiónica en leche materna se ha relacionado con una mayor frecuencia de alergia a proteínas de leche de vaca y dermatitis atópica.
Otro campo de estudio abarca el terreno de la genética algunos polimorfirmos en genes aislados se han implicado en una mayor frecuencia de dermatitis atópica; se incluyen aquí la región 5q31 relacionado con la codificación de la IL-4 y otras citoquinas, la 11q13 relacionado con las cadenas beta de alta afinidad por el receptor de la IgE y las regiones 6p21 y 12q13 relacionadas con la codificación del HLA-D e IFN-γ respectivamente.
El papel de las infecciones en el desarrollo de la alergia es variable, de un lado las infecciones virales como la originada por el virus respiratorio sincitial puede favorecer el desarrollo de episodios de broncoespasmo recurrente; aunque es bastante probable que las inmunoglobulinas transmitidas al lactante en la leche materna tengan cierto papel protector. Por otro lado ciertas infecciones, fundamentalmente bacterianas pueden tener cierto papel protector al estimular la vía de los linfocitos TH1. En referencia a esta última observación algunos autores defienden que el padecimiento de infecciones frecuentes durante la infancia tiene un papel protector frente a la alergia. De igual forma la colonización intestinal por lactobacilos u bifidobacterias puede tener un papel protector frente al desarrollo de asma al estimular la vía de los linfocitos TH1.
Diversos alergenos pueden ser detectados en concentraciones nanomolares en leche materna hasta 6 horas después de la ingestión por la madre. Se han observado concentraciones de beta-lactoglobulina, caseina y alfa-globulinas que en ocasiones han originado un agravamiento clínico en niños sensibilizados tras la ingestión de leche  materna.
El papel de la lactancia materna en la prevención de la alergia ha permanecido controvertido hasta hace pocos años, estudios con calidad metodológico muy diversa han encontrado argumentos en favor y en contra de esta teoría. Algunos metaanálisis mas recientes han demostrado un evidente papel protector de la lactancia materna frente a la alergia, mas acusado cuando la lactancia se mantiene  mas allá del 4º mes de vida.
Prof. Dr. José Uberos Fernández

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